2021 Segunda Fase del Proceso de Perspectivas de Paz
– veredas Colmenas, Piedras, San José y Zona Urbana del municipio.
La primera fase de Perspectivas de Paz, ha dejado en las comunidades y en nosotros-as la necesidad sentida de continuar encontrándonos y que juntos-as podamos seguir tejiendo la paz territorial que queremos. Como Corporación intencionamos y dinamizamos una segunda fase, donde fue fundamental seguir profundizando con las comunidades lo que significa la construcción de las memorias individuales y colectivas, el perdón como posibilidad para sanar, la reconciliación para reconstruir las confianzas y las relaciones entre las personas, y el reconocimiento de los territorios para pensar en su transformación y fortalecimiento.
Es así como pudimos adentrarnos en las distintas memorias en cada uno de los territorios, memorias de lo que fueron las veredas y los barrios, antes de que llegaran los actores armados y transformaran sus dinámicas, sus maneras de relacionarse, antes de que la guerra dejara marcas imborrables en las vidas de las personas, las familias e incluso en lugares específicos de los mismos… Todo esto, para reconocer sus territorios ahora, lo que han logrado reconstruir y lo que aún está roto y necesita de procesos de sanación y reparación colectiva e integral.
Con este proceso fue posible recorrer los territorios como comunidad y allí donde se encuentran las marcas de la guerra, allí donde simbólicamente existe una representación viva de los hechos macabros que ocurrieron durante el conflicto armado en casas, sectores, cerros, calles… allí donde aún se refleja la memoria del dolor y la muerte, llegamos juntos-as, a dejar nuestras huellas de paz, de transformación… a sanar nuestros territorios.
Así, en la vereda Colmenas eligieron el río Buey como lugar donde siempre arrojaban los cuerpos de las personas asesinadas, como una manera de borrarlas; asimismo, en la vereda Piedras eligieron el río Piedras donde también se perpetraban estos hechos:
En la vereda San José, pudimos dejar nuestra huella en el sector El Romeral, donde fue torturado y asesinado uno de los hermanos de una mujer participante del proceso, así como las marcas de bala en el lugar donde los actores armados se dedicaban afinar su puntería, para los enfrentamientos. Recorrimos también un cerro en el sector de la tolda, donde la comunidad cree que fueron enterrados muchos y muchas. En esta vereda son muchísimos los lugares que aún quedan por recorrer y seguir dejando huellas de paz como comunidad.
En la zona urbana, logramos visibilizar las afectaciones por causa del conflicto armado en el barrio de Obreros de Cristo, donde en una de sus calles principales, ocurrían masacres y asesinatos selectivos… allí también dejamos como comunidad una huella que recuerde la importancia de que estos lugares se transformen y construir la paz que necesitamos y queremos.
Al finalizar el proceso, como comunidades pudimos esbozar distintas propuestas de transformación y desarrollo territorial para la reconstrucción del tejido social y la concreción de la paz desde ellos-as mimos-as. Tenemos el desafío colectivo de seguir pensando, reflexionando, construyendo y gestionando la concreción de dichas propuestas en cada uno de los territorios.